Tras casi tres horas de vuelo el avión empezó a bajar. Miré por la ventanilla y ya pude apreciar lo diferente que iba a ser esta región de otras regiones de China en las que he estado: el paisaje se veía muy seco y no parecía haber grandes conglomeraciones urbanas como en otras partes. La cosa prometía. Hohhot nos esperaba.
Organizar un viaje para tan solo tres días a última hora fue todo un reto, y aun así hubo cosas que tuvimos que dejar en manos de la improvisación.
Llegamos al hotel de Hohhot de noche (Shanghua Boutique Hotel –尚华精品酒店-uno de los mejores hoteles calidad-precio en los que me he quedado en China). Hicimos el check-in y aprovechamos para preguntar cómo llegar a las praderas de Xilamuren (希拉穆仁草原), nuestro primer destino en mente. Nos dijeron que solo era posible ir con una excursión organizada, lo cual no sabíamos si era completamente cierto. Pero bueno, eran casi las once de la noche y decidimos aventurarnos. Después de varias llamadas, dijeron que nos recogerían a las 7:30.
Día 1- Praderas de Xilamuren
Nos levantamos para desayunar antes de salir. Si algo no merece la pena de este hotel son los desayunos. Dos días más tarde descubrimos un lugar al lado del hotel que se llama Huaxiang Mian Zhou (华香面粥) que no está nada mal (venden churros, bizcochos, té con leche, leche de soja...)
La guía me llamó por teléfono y nos vino a recoger. Para nuestra sorpresa, las plazas en el bus se habían acabado, así que nos recogieron en un coche privado. Además, la guía estuvo las 24 horas de la excursión a nuestra completa disposición. Nada mal.
Por el camino le fuimos preguntando algunas cosas sobre Mongolia Interior, de la que conocíamos bastante poco.
Mongolia Interior es una región al norte de China que limita con el país de Mongolia, con el que comparte muchas de las costumbres y tradiciones. En el siglo XIII Mongolia empezó a formar el imperio más grande de la historia bajo el mando de Genghis Khan, fundador del imperio Mongol. Tras la muerte de Genghis Khan el imperio Mongol empezó a perder su fuerza y China recuperó un poco su influencia en él. Hoy en día hay dos regiones de Mongolia: Mongolia Interior, que pertenece a China desde la formación de la República, y Mongolia país.
De camino a Xilamuren, la guía intentó vendernos toda clase de actividades y actuaciones a las que nos negamos. Después de un rato de regateo solo accedimos a montar a caballo y participar en una cena temática con comida típica, y la verdad, ambas estuvieron muy bien y no nos arrepentimos en absoluto.
Llegamos a Xilamuren sobre las 10 de la mañana. Nada más llegar nos quedamos maravilladas con la inmensidad de aquel lugar, daba igual hacia donde miráramos, solo se veía algún campamento desperdigado, nada más. Después de casi cuatro años en China, sentir esa falta de gente y ver tanto espacio vacío es algo que realmente se agradece. La guía interrumpió mis pensamientos para decirnos que nos iban a hacer una especie de ritual de bienvenida: nos dieron un vaso de licor, nos dijeron que mojásemos un dedo en él y que salpicásemos hacia el cielo y hacia la tierra, después podíamos beberlo. Sabía muy fuerte y estamos seguras de que era baijiu (licor blanco típico de China).
Inmediatamente, la guía nos dijo que podíamos ir a ponernos los cascos y montar a caballo antes de que llegasen el resto de turistas. Y menos mal… cuando acabamos la ruta a caballo empezaron a llegar autobuses llenos de turistas y el paseo ya no parecía tan tranquilo. Nosotras tuvimos suerte, nos montamos las dos prácticamente solas, y pudimos sacar fotos con tranquilidad.
El guía estuvo hablando con nosotras todo el camino, feliz de responder a nuestras preguntas, pero sobre todo, interesado en conocer más de nuestro país. El paseo a caballo duró unos 45 minutos y a mitad de camino nos invitaron a beber té con leche en una yurta (en chino 蒙古包: caseta tradicional de Mongolia que antiguamente era de tela, ya que los mongoles eran pueblos nómadas y necesitaban “casas” fáciles de cargar; ahora son fijas y de cemento).
Aunque al principio imponen un poco, los caballos eran muy mansos. En cuanto se alteraban un poco el guía les decía una palabra y se calmaban. Lo que más nos sorprendió fue que al final, cuando nos habíamos bajado ya, el guía los soltó y les dio una palmadita en el trasero para que el caballo entendiese que se tenía que volver a su sitio. ¡Y el caballo obedeció!
Tras el paseo a caballo, nuestra guía (a la que decidimos llamar Dolores) nos acompañó al comedor, ya que teníamos incluida la comida. Nos sentaron con dos chicos más y nos sirvieron un poco de verduras, tofu, algo de carne, arroz, y mantou (pan chino). Mongolia interior es famosa por la carne y la leche, y la verdad es una fama bien merecida.
Por la tarde nos tomamos el día libre para pasear alrededor de nuestro “campamento” (nuestro hotel de yurtas) y sacar alguna foto. Pese a que la hierba de las praderas aún estaba creciendo (el viaje fue en mayo), la zona no dejaba de sorprendernos cada vez que subíamos a una pequeña colina. Una de las anécdotas más graciosas del viaje es que conocimos a una señora con la que nos estuvimos sacando más de mil fotos: ella nos decía como teníamos que ponernos y nosotras no parábamos de reírnos. Lo más increíble es que de una situación tan surrealista, salieran fotos tan buenas.
Uno de los momentos más bonitos del viaje fue ver el atardecer allí, en medio de la nada. El aire estaba muy limpio y el día estaba despejado, así que se podía ver muy nítidamente el sol caer por el horizonte, dejando un cielo naranja.
Tras el atardecer, nos llevaron al lugar de la cena. Al llegar, nos dijeron que teníamos que cambiarnos de ropa y ponernos la vestimenta tradicional mongola, preciosa por cierto. Nos cambiamos y entramos en el recinto. Todo el mundo iba vestido igual. En ese momento, supimos que no nos íbamos a arrepentir de haber pagado esta cena. Nos sentamos (en primera fila) y nos empezaron a servir comida: quesos, cordero, albóndigas, verduras, tofu, sopa, un poco de pescado… ¡No nos creíamos la cantidad de comida que nos estaban dando! Mientras comíamos, se fueron sucediendo distintas actuaciones de baile y canto. Nos dijeron que los artistas venían de Mongolia (país) específicamente para estas actuaciones. ¡Una pasada! Entre cada actuación también nos seguían ofreciendo el alcohol que nos habían dado al llegar a la pradera.
Al acabar nos quitamos los trajes y salimos a la plaza frontal del hotel. Empezaron a preparar una hoguera para hacer una fiesta. Media hora más tarde, la gente se juntó alrededor de la hoguera para ver algún espectáculo de duelos entre caballeros, más bailes y canciones. De repente, empezó a sonar la macarena… ¡en mongol! Nos quedamos boquiabiertas. A partir de ahí la fiesta se desmadró un poco: empezamos a bailar y a saltar hasta que nos apagaron la música. Tocaba dormir, al día siguiente había que ver el amanecer, así que nos dirigimos a nuestra yurta. La yurta estaba muy bien, por cierto: tenía su propio baño y aire acondicionado (aunque el nuestro se estropeó y pasamos algo de frío)
Día 2 - Xilamuren y Hohhot
Nos despertamos a las cinco, el sol aún no había salido. Nos despegamos las sábanas como pudimos y nos dirigimos a la colina más cercana. Una vez arriba vimos el sol aparecer de nuevo en el horizonte igual de nítido que la noche anterior. Fue una sensación muy especial porque no se oía ningún ruido, la mayoría de la gente aún dormía.
Tras ver el amanecer volvimos a la yurta un rato antes de desayunar. Dolores vino a despertarnos una hora más tarde y nos dirigimos al comedor de nuevo. Mantou, pan frito y zhou (sopa de arroz) fueron nuestro desayuno. En aquel momento estábamos bastante muertas de frío así que estábamos deseando dejar aquel lugar y volver a subirnos al coche con calefacción.
Nos subimos al coche y caímos rendidas. Cuando nos despertamos nos encontrábamos en una especie de fábrica-museo donde se producen algunos de los productos lácteos típicos de Mongolia Interior. Entramos, nos hicieron un tour bastante rápido y nos invitaron a té con leche (que estaba increíble). Le pregunté a Dolores por qué se bebe tanto té con leche en Mongolia Interior y su respuesta fue bastante obvia: Mongolia Interior es famosa por su leche. Después nos llevaron al supermercado del recinto y compramos algunos tentempiés para llevar como regalo. Mis favoritos son los que se conoce como guotiao (果条), una especie de palitos hechos con huevo, leche, harina y azúcar. Es imprescindible probarlos.
Después nos dejaron en el hotel del primer día, donde pasaríamos el resto de nuestras noches en Mongolia Interior.
Decidimos dedicar el resto del día a conocer un poco Hohhot. Hohhot es la capital de Mongolia Interior, su nombre significa “ciudad azul” ya que en sus orígenes las casas de este color parecían un manto azul sobre la naturaleza. Originariamente, esta zona estaba ocupada por pueblos nómadas y más tarde se convirtió en una zona de comercio fronterizo y un gran centro religioso del budismo tibetano. Fue durante la dinastía Ming cuando empezó a ser ocupada por agricultores chinos.
En primer lugar nos dirigimos al Museo de Mongolia Interior. Pero antes nos paramos a comer en un restaurante que encontramos cerca. No recuerdo el nombre pero fue uno de los sitios en los que comí los jiaozi (empanadillas chinas) más ricos de China.
Al llegar al Museo nos encontramos con que había más de media hora de cola, así que, desgraciadamente, decidimos dejarlo para otra ocasión y aprovechar el tiempo para ver otros lugares de la ciudad.
Nos dirigimos al Templo de las Cinco Pagodas （五塔寺）, un templo budista en el centro de la ciudad. El recinto era bastante pequeño pero es un lugar muy tranquilo. El templo fue construido durante la dinastía Qing y tras él hay un mapa astronómico que es una de las reliquias más valiosas de la ciudad.
Tras la visita al Templo nos dirigimos a la Gran Mezquita (清真大寺), un edificio con mezcla de estilo árabe y chino, muy interesante. Fue construida durante la Dinastía Qing. Alrededor de esta mezquita está el barrio árabe (伊斯兰商业步行街) donde se vende principalmente comida.
Más tarde decidimos ir a la zona antigua de la ciudad, que se llama 塞上老街 o Saishang Old Town. Esta zona es muy bonita, con casas tradicionales chinos y el templo de Dazhao (大召无量寺), el templo budista más antiguo de Hohhot, construido hace 500 años. Además de una calle de compras, la zona tiene un mercado de comida callejera para todos los gustos. De noche, esta zona se ilumina y se llena de gente, es un lugar muy animado.
Después de cenar nos fuimos al hotel a coger fuerzas para el día siguiente, nos íbamos al Desierto del Gobi y nos recogían a las 7.
Día 3 - Xiangshawan (Desierto del Gobi)
Nos despertamos a las 6 y media y desayunamos en el restaurante al lado del hotel del que hablé antes. Volvió a pasarnos lo mismo: tuvimos un coche y una guía privada con nosotros todo el día.
El viaje hasta Xiangshawan (响沙湾) nos llevó alrededor de dos horas. Por el camino, la guía nos explicó los precios de las entradas al parque. Al principio nos parecía muy caro porque incluía dos zonas dentro así que decidimos escoger solo una y fue más que suficiente. La zona que escogimos se llama Xiansha Island (仙沙岛). Esta zona tiene muchas cosas que hacer, se puede montar a camello, hay una tirolina, se pueden usar motos de nieve y hay una sala de actuaciones.
Para llegar hasta allí tuvimos que coger un teleférico y luego un bus. El viaje en autobús fue una locura: los conductores van bastante rápido y la arena no es precisamente llana, menos mal que el vehículo está descubierto y no marea tanto.
Una vez en Xiansha Island nos montamos en camello. Pese a que te dan una vuelta bastante corta, está genial para ver las dunas de cerca y tener un primer contacto con la zona. Después fuimos a comer a un mercado que tienen bajo una carpa.
Después de comer decidimos ir a probar algunas de las actividades. Como había bastante gente solo nos dio tiempo a tirarnos en tirolina, porque queríamos dejar tiempo para perdernos por las dunas, caminar descalzas y observar la inmensidad de aquel lugar. Fue increíble la sensación de mirar al horizonte y solo ver dunas (quizás porque era mi primera vez en el desierto). Pese a ser un lugar pensado para turistas, si caminas hacia un lugar alejado de las zonas de actividades podrás encontrarte solo en medio de la nada. Es un lugar increíble.
Más tarde fuimos a ver una actuación de acrobacias que no estuvo nada mal, algunos de los trucos me dejaron boquiabierta, especialmente una actuación de ballet.
Después de la actuación paseamos un rato más y ya nos llamó la guía para irnos de vuelta a Hohhot. Volvimos a coger el teleférico y nos sentamos en el coche con una sonrisa en la cara. Este viaje a Mongolia Interior había sido realmente INCREÍBLE.
Increíble gran parte gracias a la compañía de Rocío, fundadora de La Fábrica del Mundo (https://lafabricadelmundo.com/ ) con la que siempre es un placer compartir aventuras.
DORMIR
Como expliqué antes, decidimos tomar como lugar de base Hohhot y desde ahí movernos al resto de los sitios. Nos quedamos todas las noches excepto una en el hotel Shanghua Boutique Hotel –尚华精品酒店, muy recomendado por localización y limpieza. Es un hotel muy grande y nuevo, uno de los mejores hoteles en los que me he alojado en China.
La única noche que no dormimos en el hotel en Hohhot, dormimos en la yurta, que fue reservada por la agencia de viajes recomendada por el hotel.
COMER
Como he ido explicando, Mongolia es famosa por la carne y la leche. La carne seca está muy rica y se vende en todos los supermercados. El té con leche es su especialidad, pero además se venden muchos productos lácteos como yogur, queso o pequeñas galletas, entre las que recomiendo probar los guotiao (果条).
Para desayunar recomiendo la cadena Huaxiang Mian Zhou (华香面粥), que se encuentra en varios barrios de Hohhot.
Aquí dejo el mapa de Hohhot con las zonas turísticas marcadas en azul.
