Regresé a China en septiembre y lo primero en lo que pensé para hacer ameno el comienzo del curso, fue en las vacaciones que se acercaban a principios de Octubre: las fiestas nacionales Chinas. ¿El problema? Viajar en estas fechas es una locura. ¿La solución? Ir a un sitio poco famoso o, si no, salir del país.
Escoger la provincia de Jiangxi como destino fue nuestra solución al problema. Además, organizar un viaje con una semana de antelación tampoco nos dejaba muchas opciones. Sin embargo, en ese momento aún no sabíamos lo que agradeceríamos haber tomado la decisión de visitar esta provincia al sur de China. No solo fue un destino poco frecuentado por los turistas, sino que también fue un lugar que nos dejó maravilladas.
Nuestra visita se iba a centrar principalmente en dos zonas: la ciudad de Jingdezhen y el municipio de Wuyuan.
Día 1- Jingdezhen
Jingdezhen es una ciudad al norte de la provincia de Jiangxi, conocida como la “Capital de la Porcelana”. Este nombre se debe a que la ciudad tiene una tradición de fabricación de porcelana de más de 1700 años. Además, Jindezhen fue una de las ciudades más importantes económica y comercialmente durante las dinastías Ming y Qing. En Jingdezhen se venden todo tipo de objetos de cerámica hechos a mano y tiene un mercado de productos de artesanía que se celebra todos los meses.
Llegamos a Jingdezhen en la noche del día 2 de octubre, y nos alojamos en el Jingdezhen International Youth Hostel, muy bien localizado y bastante bien de precio. Nos levantamos al día siguiente para visitar el mercado de cerámica, que se encontraba justo al lado del hotel, en la parada de bus de Diaosu Cichang （雕塑瓷厂公交站）. El mercado es enorme y merece la pena visitarlo. Allí encontramos tantas cosas bonitas que nos arrepentimos de no haber llevado una maleta más grande. Le dedicamos la mañana a pasear por el mercado y a comprar souvenirs.
Comimos en un restaurante en los alrededores y después decidimos ir a visitar el Museo de la Historia de la Cerámica, conocido en inglés como Jingdezhen Ancient Kiln Folk Customs Museum y en chino como 景德镇古窑民俗博览区. El museo está situado entorno a un lago y es un recinto muy verde. Paseamos por toda la zona entrando en las diferentes salas de exposiciones. Allí también hay talleres para hacer tu propia vasija de cerámica, pintar y decorar jarrones, y se ofrecen muchas más actividades para todas las edades. Además, se puede visitar el interior de uno de los hornos en los que se hacía la cerámica más famosa del país.
Cuando acabamos la visita, volvimos a la zona del hotel. Allí nos dirigimos a una tienda en la que nos enseñaron a hacer cerámica. Por 90 yuanes nos dejaron jugar con cerámica durante una hora e incluso hicimos nuestros propios jarrones. ¡Nos lo pasamos en grande!
A las 7 teníamos que coger el tren a nuestro siguiente destino, Wuyuan, así que después de cenar, nos fuimos con mucha cena a la estación de tren.
Día 2- Puente Arcoíris y Sixiyancun (municipio de Wuyuan)
A solo media hora en tren de Jingdezhen se encuentra Wuyuan, un municipio de la provincia de Jiangxi. Este municipio es famoso por sus innumerables pueblos tradicionales y plantaciones de té. La arquitectura de sus históricas aldeas es una de las mejores conservadas de China y se remontan a la dinastía Tang.
Escoger a qué lugares dedicar nuestro ajustado tiempo fue un reto. Al final, nos decidimos por cuatro lugares: el Puente Arcoíris, Sixi Yancun, Likeng y Huangling.
Consejo: si quieres visitar más sitios, recomiendo que en el primero de ellos compres una entrada conjunta, que incluye 12 lugares turísticos y tiene una duración de 5 días.
Llegamos a la ciudad de Wuyuan, capital del municipio con el mismo nombre, sobre las 8 de la noche. El hotel en el que nos alojamos se llama 婺源树和堂, en el que acabamos por casualidad tras un error de la aplicación de Ctrip. El hotel que habíamos reservado ya no existía así que el servicio de atención al cliente nos cambió a este hotel sin pagar la diferencia de precio. ¡La verdad es que fue una ganga! Y este nuevo hotel es precioso, muy recomendable.
Nos acostamos pronto para aprovechar bien nuestro segundo día.
Después de levantarnos y desayunar, cogimos un autobús en la estación hacia el Puente Arcoíris (彩虹桥). Aunque cogimos el bus en la estación normal, al parecer la estación norte （婺源北站）tiene mejores conexiones con la zona del puente. Para llegar, tienes que coger un autobús que pare en Qinghua 清华 , pueblo en el que se encuentra el puente. Lleva más o menos 45 minutos llegar desde Wuyuan.
El Puente Arcoíris fue construido en 1137 y es el puente más antiguo de la provincia. Su nombre viene de una leyenda. Se dice que cuando le intentaron poner nombre al puente, apareció un arcoíris en el cielo. El arcoíris representa buena suerte y felicidad así que decidieron ponerle ese nombre. Cada persona que cruzase el río debía pedir un deseo y se haría realidad.
La zona en la que se encuentra el puente es increíble. Está situado entre dos pequeñas colinas separadas por un río. Este río es uno de los más limpios que he visto en China. El puente está muy bien conservado. Cada pilar es una pequeña casita desde la que se puede ver el paisaje. Al otro lado del río hay un templo y un molino de agua. Ese día hacía mucho calor, así que fue todo un lujo poder sentarse a las orillas del río a mojar los pies y disfrutar de la calma tan difícil de encontrar en estas fechas en China.
Después de un rato de calma, decidimos salir del recinto del puente para comer. Después de comer, cogimos un taxi a la zona de Sixiyancun, a medio camino entre Wuyuan y el puente.
Sixi Yancun (思溪延村), es una aldea histórica protegida. Fue construida alrededor del año 900 y pese a ser un lugar turístico, sigue estando habitada por locales. Se divide en dos zonas, Sixi y Yancun, que están comunicadas por autobuses (5 yuanes), aunque también se puede ir andando. En ambas aldeas, hay rutas establecidas que te llevan por las casas más antiguas. Lo que más nos gustó fueron los tallados de madera en puertas y ventanas. Recomiendo dedicarle a este sitio al menos 2 horas.
Una vez acabada la visita, pusimos rumbo a Likeng （李坑）, donde pasaríamos la siguiente noche. El hotel en el que nos quedamos se encontraba en la entrada de la zona histórica de Likeng (李坑景区). Hay muchos hoteles en la zona así que recomendamos cualquiera de ellos.
Día 3 - Likeng y Huangling (municipio de Wuyuan)
Nos despertamos con muchas ganas de disfrutar nuestro último día. Nos dirigimos a la zona histórica de Likeng después del desayuno. Likeng es una aldea tradicional del siglo XI. Destaca por sus casas blancas con tejados tradicionales decorados con tallados de muy buen gusto. Está lleno de canales con puentecitos que llevan a las viviendas situadas al otro lado. Likeng fue uno de los pueblos más importantes del municipio de Wuyuan. Estuvimos paseando por las calles alrededor de dos horas, y no nos dábamos cansado. La belleza de aquel lugar es inexplicable.
Al mediodía, cogimos otro taxi para dirigirnos al siguiente destino: Huangling （篁岭）. El taxista nos recomendó un sitio para comer de camino, que estaba buenísimo, aunque un poco caro. Al parecer es el sitio al que llevan a comer a las excursiones de turistas.
Después de comer cogimos un bus para llegar a la entrada de la zona turística. Para llegar al pueblo de Huangling, hay que coger un teleférico. Una vez arriba, se puede acceder a todas partes caminando.
El pueblo de Huangling se encuentra en medio de unas plantaciones enormes de té en forma de terraza, que en primavera tiñen el paisaje de color amarillo. En octubre, estaban secas, pero el lugar no dejaba de ser increíble. Lo que hace especial la aldea de Huangling, es que los locales secan el té, los pimientos, y el maíz al aire libre en los balcones, tiñendo el pueblo de amarillo y rojo. Fue sin duda el lugar que más nos gustó y el que definitivamente no te puedes perder.
Estuvimos paseando por el pueblo y por la zona de las terrazas hasta que se acercó la hora de marcharse. Teníamos que ir a Huangshan, donde cogeríamos el tren de vuelta a nuestras respectivas ciudades al día siguiente.
China es como una caja de sorpresas, nunca sabes cuando va a sorprenderte. En Jiangxi no me esperaba tan grata sorpresa. Ahora puedo decir que sin duda se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de China.
Aquí os dejo el mapa de los lugares que visitamos
