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Reto de 48 horas: Montaña Amarilla

Actualizado: 14 oct 2019

Desde la ventanilla del taxi vimos aparecer una figura al fondo, era Stephen, figura clave en el viaje y el dueño del homestay en el que nos íbamos a alojar la primera noche en la ciudad de Huangshan (黄山市), en la provincia de Anhui. El homestay se llamaba Huangshan Bed and Breakfast. Nos bajamos, y nos dirigimos con él a nuestra habitación, era de noche ya, así que dejamos el comienzo de la aventura para el día siguiente…


Día 1 - Ciudad de Huangshan y aldea de Hongcun


Calle antigua de Tunxi

Desayunamos con Stephen, huevos y mantou en el plato, y acompañando, un mapa de la Montaña Amarilla (黄山风景区). Stephen nos explicó cómo llegar al centro de la ciudad, como ir de allí a Hongcun y como de Hongcun llegar a la zona de la Montaña Amarilla donde nos alojaríamos la segunda noche. Lo explicó todo genial y parecía muy fácil, pero, cuando nos dimos cuenta, no le habíamos hecho caso en nada.

Stephen se ofreció a acercarnos a la parada del bus en su triciclo, nos subimos en la parte de atrás y disfrutamos del viaje. Esto se podía considerar ya un buen comienzo.

Con nuestras mochilas al hombro y mucho entusiasmo nos subimos al bus urbano, para bajarnos en la calle antigua de Tunxi (屯溪). No había mucha gente así que pudimos pasearla con calma y pararnos en las innumerables tiendecitas de souvenirs, de comida y de otros productos locales.


Tienda de comida en Tunxi

Antiguamente, la ciudad de Huangshan se conocía como Tunxi. Ahora este término solo se usa para referirse a este barrio antiguo. Sin embargo, los locales aún siguen usando este nombre para referirse a su ciudad.

Después de un buen rato paseando, decidimos seguir las instrucciones de Stephen y dirigirnos a la estación de tren a coger un bus a Hongcun (宏村). Cuando nos subimos al taxi, el taxista dijo que era más cómodo coger el bus en la estación de buses así que cambiamos de rumbo. Nada más llegar, compramos los billetes y fuimos a comer algo cerca de la estación para hacer tiempo antes de coger el bus.


Xidi

Durante el trayecto, fuimos pasando por pueblos tradicionales llenos de encanto, incluido el de Xidi(西递), que no tuvimos ocasión de visitar (y que queda pendiente para mi próxima visita a Anhui). Después de casi dos horas, llegamos a Hongcun. Antes de empezar la visita, compramos los billetes para el último bus a la Montaña Amarilla, ya que viajábamos en temporada alta y teníamos miedo a quedarnos sin billetes.


Hongcun

Hongcun es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000 por su arquitectura y su valor histórico. Este pueblo fue fundado durante la dinastía Song del Sur. En ella podemos encontrar residencias históricas y calles tradicionales. Lo que más nos gustó fue el hecho de que no está nada reformado. El aspecto de las casas es bastante auténtico. Había mucha gente porque eran vacaciones nacionales, pero aún así, nos enamoramos de cada rincón por el que pasamos. Un detalle que nos encantó fue que había pintores dibujando por todas las esquinas, incluso alquilaban sillas, caballetes y lienzos para todo aquel que quisiese dejar fluir su lado artístico.


Artistas en Hongcun

Nos perdimos por los callejones durante dos horas. Dieron las cuatro de la tarde y ya nos tocaba ir a coger el bus. Con pena dejamos Hongcun atrás. La Montaña Amarilla nos esperaba.

Debido a la falta de tiempo, no tuvimos la oportunidad de dormir en lo alto de la montaña (además el precio de los hoteles arriba es bastante más caro), así que decidimos coger un hotel en el pueblo situado en la entrada del parque. El hotel se llamaba Huang Mountain Wangfeng Hotel. El dueño nos vino a recoger a la estación de buses y nos llevó hasta el hotel. El paisaje que se veía ya prometía: el pueblo tenía un puente bastante antiguo y al fondo se veía ya la montaña, imponente.

Dejamos las cosas y fuimos a comprar provisiones para llevar a la montaña. Después cenamos en el hotel, la comida que hacían estaba muy rica, y nos fuimos a dormir. Al día siguiente tocaba madrugar.


Vistas al pie de la Montaña Amarilla


CONSEJO: Es importante llevar comida, arriba hay pocas tiendas y las que hay son caras. Antes de subir a la montaña es recomendable comprar tanto agua como comida.

Día 2 - Montaña Amarilla


5 de la mañana, suena el despertador. Fuera ya estaba amaneciendo. Desayunamos y nos dirigimos a la parada de los buses que llevan a los teleféricos. Compramos los tickets y nos subimos. Tras un camino de curvas que los conductores parecían no ver, nos bajamos junto a los teleféricos. La montaña se veía al fondo, una maravilla.


Montaña Amarilla

En el recinto hay dos teleféricos: Yunping y Yungu. Stephen nos había recomendado subir por el de Yungu y bajar por el de Yunping porque es menos duro el trayecto. Sin embargo, como buenas amigas de Stephen, no le hicimos caso. El dueño del segundo hotel nos dijo que eso era lo que iba a hacer todo el mundo, así que nos recomendó hacer el recorrido al revés. Y la verdad, menos mal. (Al final del artículo podréis encontrar el mapa del parque natural)

Este viaje lo hicimos durante una fiesta nacional así que tuvimos que hacer más de media hora de cola en los teleféricos. Aun así, fuimos afortunadas: si hubiésemos llegado más tarde, habría sido imposible subir. El día estaba muy despejado y la subida en teleférico fue impresionante.

Una vez arriba nos bajamos y las vistas ya nos dejaron maravilladas. Lo único malo: mareas de gente. Subimos y bajamos millones de escalones dirigiéndonos hacia el Gran Cañón, la parte más famosa. Al llegar allí, por falta de tiempo, decidimos gastar un poco más y coger el mono-raíl que nos dejó en el extremo opuesto del Gran Cañón. Y fue aquí cuando agradecimos haber hecho el recorrido al revés. Para usar el mono-raíl de bajada no había nadie en la cola. Sin embargo, cuando llegamos abajo había una marea increíble de gente esperando para subirse. Yo creo que aquella gente aún debe de seguir allí esperando…


El Gran Cañón

Ahora vino la parte más dura: la subida de nuevo a la montaña. Paramos en el medio a comer para recuperar las fuerzas. Atentos al menú: bocadillo de pepino y tomate, lo único que pudimos encontrar en las tiendas del pueblo que no fuese demasiado chino. (No teníamos claro de dónde podríamos sacar el agua caliente para hacernos unos fideos instantáneos en medio de la montaña.)

Después de comer seguimos subiendo. Y pese a ser el tramo más duro, también fue el que más mereció la pena. Las montañas eran como bloques que se sobreponían formando distintas formas. Una de las más bonitas se conoce como “El camello.”

Una de las cosas que nos dejó más sorprendidas y que nos “partió” un poco el alma, fue ver a hombres cargando en pértigas a la espalda todo tipo de materiales, desde botellas de agua hasta ladrillos. Sus cuerpos incluso temblaban al caminar montaña arriba por todo el peso que estaban soportando.

Montaña Amarilla

El camino que llevaba al teleférico de Yungu no fue tan bonito como los anteriores, el cansancio acumulado del día también influyó un poco. Llevábamos más de 10 kilómetros de escalones y ya no podíamos más.

Cuanto más nos acercábamos al teleférico, más gente nos encontrábamos. Llegó un punto en el que ya no pudimos avanzar más: habíamos llegado a la cola para subir al teleférico de bajada. Pensábamos que íbamos a tener que esperar mucho, sin embargo, en 45 minutos estábamos ya subidas. Eran las 4 de la tarde y habíamos sobrevivido a la Montaña Amarilla con un bocadillo, así que solo pensábamos en comer.

Llegamos al hotel sin fuerzas, pedimos comida mientras averiguábamos como ir a la Estación Norte de tren. Habíamos reservado un hotel cerca de la estación porque nuestros trenes salían muy pronto por la mañana. Nos interrumpieron la comida para decirnos que el bus hacia la estación salía ya. Tuvimos que dejar a medias la comida y recoger rápido todas nuestras cosas para subir al bus.

Nos llevó más de una hora llegar a la estación de tren. Localizamos el hotel y nos metimos en el cuarto, tocaba descansar. El resultado de 48 horas bien aprovechadas fue quedarnos dormidas a las 8 de la tarde, eso sí, había merecido la pena.


Callejón en Hongcun

P.D. Agradecimientos de nuevo a Rocío, la fundadora de La Fábrica del Mundo (lafabricadelmundo.com), siempre un placer viajar contigo.


Aquí os dejo el mapa de la Montaña Amarilla. El recorrido que seguimos está marcado en verde.



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